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Medición de orientaciones a la meta de logro

La medición de las orientaciones a la meta de logro en el deporte se ha desarrollado ampliamente mediante cuestionarios como el Task and Ego Orientation in Sport Questionnaire (TEOSQ) y el Perceptions of Success Questionnaire (POSQ). El TEOSQ, creado por Duda y Nicholls en 1992, consta de 13 reactivos divididos en dos subescalas: siete para medir la orientación a la tarea y seis para evaluar la orientación al yo. Los participantes responden a la consigna “Me siento más exitoso en mi deporte cuando…” utilizando una escala Likert de cinco puntos, desde 1 (totalmente en desacuerdo) hasta 5 (totalmente de acuerdo). Los reactivos de orientación a la tarea incluyen afirmaciones como “Aprendo una nueva habilidad esforzándome mucho” y “Hago mi mayor esfuerzo”, mientras que los de orientación al yo incluyen “Los otros no pueden hacerlo tan bien como yo” y “Soy el mejor”. Investigaciones iniciales han demostrado que estas escalas tienen una confiabilidad adecuada, con coeficientes de consistencia interna de 0.80 para la orientación a la tarea y 0.83 para la orientación al yo (Hanrahan y Cerin, 2009).

Medición de orientaciones a la meta de logro

El POSQ, desarrollado por Roberts et al. en 1998, es otro instrumento utilizado para medir las orientaciones a la meta de logro, con 12 reactivos divididos equitativamente entre las subescalas de orientación a la tarea y al yo. Al igual que el TEOSQ, los participantes responden con base en la afirmación “Al practicar mi deporte, me siento más exitoso cuando…”. Los reactivos representativos de la subescala de orientación a la tarea incluyen “Trabajo duro” y “Domino algo que no podía hacer antes”, mientras que los de la subescala de orientación al yo son similares a los del TEOSQ. La validez y confiabilidad del POSQ también han sido respaldadas por diversas investigaciones (Harwood, 2002).

Las orientaciones a la meta de logro no solo son medibles, sino que también han sido objeto de numerosas investigaciones para probar sus predicciones. Una de las predicciones clave es que los niños con metas orientadas a la tarea muestran mayor tenacidad en situaciones deportivas, mientras que aquellos motivados por el yo tienden a abandonar el deporte en etapas más tempranas (Weiss y Ferrer-Caja, 2002). Otra predicción es que las diferentes orientaciones a la meta influyen en las creencias sobre las causas del éxito. Los atletas orientados a la tarea tienden a atribuir el éxito al esfuerzo, mientras que los orientados al yo lo atribuyen a la alta capacidad (Roberts, 2001).

Además, las orientaciones a la meta de los atletas se relacionan con la manera en que manejan la ansiedad. Ntoumanis et al. (1999) encontraron que los atletas orientados a la tarea utilizan estrategias de afrontamiento centradas en la solución de problemas, como hacer un mayor esfuerzo y buscar apoyo social, mientras que los orientados al yo dependen de estrategias emocionales. También se ha observado que una orientación a la tarea se asocia negativamente con pensamientos de escapar de una situación de derrota, mientras que la orientación al yo se asocia positivamente con estos pensamientos (Hatzigeorgiadis, 2002).

La teoría de la meta de logro también ha sido examinada en el contexto del clima motivacional, el cual regula la relación entre la orientación a la meta y el rendimiento atlético. Ames (1992) identifica dos tipos de clima: uno de dominio, donde se enfatiza el esfuerzo personal y el desarrollo de habilidades, y otro orientado al yo, donde se compara a los atletas entre sí y se critican los errores. Investigaciones han mostrado que un clima orientado al yo se correlaciona negativamente con índices motivacionales, mientras que un clima orientado a la tarea promueve la motivación intrínseca y el desarrollo de habilidades (Duda y Pensgaard, 2002).

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A pesar de la evidencia a favor de la teoría de la meta de logro, también existen críticas. Algunos investigadores han señalado la falta de precisión en cómo las orientaciones a la meta interactúan con factores situacionales, como el clima motivacional percibido, para establecer la conducta motivacional (Duda y Hall, 2001). Otros argumentan que no se han considerado otras posibles perspectivas de metas en el deporte, como las necesidades de afiliación, y que la teoría puede ser demasiado simplista al no reconocer la superposición entre las orientaciones a la tarea y al yo en la vida real (Kremer y Busby, 1998).

En resumen, la teoría de la meta de logro ha aportado significativamente a la comprensión de la motivación en el deporte, pero también ha enfrentado diversas cuestiones conceptuales y metodológicas. La teoría sigue siendo un paradigma importante en la psicología del deporte, pero es esencial considerar los factores situacionales y las posibles superposiciones entre las diferentes orientaciones a la meta para una comprensión más completa de la motivación deportiva.

(1) Mudrak J, Slepicka P, Slepickova I. Sport motivation and doping in adolescent athletes. PLoS One. 2018 Oct 4;13(10):e0205222. doi: 10.1371/journal.pone.0205222. PMID: 30286200; PMCID: PMC6171920.