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El paciente crítico en la unidad de cuidados intensivos

¿Cuándo consideramos a un paciente como “crítico”? En el orden práctico se puede calificar a un paciente crítico cuando, a causa de una enfermedad grave, existe una condición que amenaza con poner fin a su vida.

En este punto podemos decir que esta calificación de paciente critico tiene dos componentes: uno subjetivo y otro objetivo.

El subjetivo corresponde a la experiencia previa del equipo médico tratante y al juicio diagnostico con el que se cuenta.

El componente objetivo es aquel  basado en la clínica del paciente y los estudios complementarios de diagnostico.

La suma de estos dos componentes determina generalmente el grado de esfuerzo terapéutico que cada paciente crítico recibirá.

Se ha dicho que el intensivismo más que una especialidad, es una manera de pensar y un estilo de trabajo.

¿Cuál es el objetivo de los cuidados intensivos en el paciente crítico?

El objetivo principal de los cuidados intensivos es reestablecer la funciones vitales del paciente crítico.

Es decir, llevar a estas funciones dentro de parámetros aceptables (teniendo en cuenta los valores normales y la condición previa), con el fin de ganar tiempo.

“¿Para qué?”

Para tratar la patología de base causante del cuadro crítico.

Equipo multidisciplinario

El continuo avance de las ciencias médicas obliga a la especialización del personal médico.

Sumado a esto se encuentra la adquisición de procederes diagnósticos y terapéuticos cada vez más complejos y la necesidad de la permanencia de personal de guardia junto al paciente.

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Todo esto hace que la atención adecuada de un enfermo grave solo pueda enfrentarla un colectivo de profesionales.

Monitoreo continuo del paciente crítico

El personal de una unidad de atención a pacientes críticos debe monitorizar permanentemente al enfermo.

El profesional debe estar en sintonía con el estado actual del paciente y  su evolución, aun cuando existan períodos de calma o cuando comience la mejoría franca.

Se debe recordar que ningún equipo puede sustituir al médico, al enfermero o al kinesiólogo.

Toma de decisiones

Es muy importante fomentar la participación de los miembros del equipo de trabajo en las decisiones relacionadas con el paciente.

Es muy conveniente que el jefe del equipo convoque y dirija tantas discusiones diagnósticas y terapéuticas como se necesiten.

En determinados casos complejos, estas pueden ser varias en el día, e incluir la participación de otros especialistas.

Hay que introducir poco a poco las nuevas técnicas, los fármacos que se utilizan por primera vez y los nacientes esquemas de tratamiento, y antes documentarse bien de sus ventajas y desventajas.

Por el contrario, no hay que aferrarse a viejos esquemas frente a pruebas evidentes a favor de nuevos tratamientos.

En la actualidad hay que familiarizarse cada vez más con los conceptos relacionados con la evaluación de las acciones como:

  • sensibilidad,
  • especificidad,
  • valor predictivo positivo y negativo de los procederes diagnósticos,
  • costo-beneficio,
  • costo-eficiencia.

Aspectos que no deben descuidarse

En el tratamiento del paciente crítico hay aspectos que tradicionalmente se descuidan más que otros. Estos son dos ejemplos claros:

  • Nutrición: La inadecuada nutrición durante días es un problema. Por lo general no se cumplen los requerimientos calóricos ni proteicos.Esto se ve acentuado por el estrés y muchas veces por la enfermedad o situación de base (sepsis, posoperatorio, por ejemplo).El déficit de vitaminas y algunos minerales (como el magnesio y el fósforo), pueden entorpecer la buena evolución del paciente y hacer fracasar el plan terapéutico más complejo.
  • Rehabilitación: Otro de los aspectos que se descuidan es la rehabilitación precoz de todo tipo (física, respiratoria, coronaria y psíquica).Comenzar desde el inicio con la rehabilitación del paciente grave, al mismo tiempo que se vigila o trata intensivamente, es pensar más allá de la situación por la que atraviesa hoy y garantizar una recuperación más rápida y funcional mañana.
  • Factores psicológicos: Se calcula que del 30 al 70 % de los pacientes graves ingresados en las unidades de cuidados intensivos, sufren manifestaciones psiquiátricas.Los más frecuentes son los síntomas depresivos y los ansiosos.Es importante valorar el delirio y aplicar estrategias para contrarrestarlo. Las terapias intensivas abiertas han contribuido favorablemente con esto.

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