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Asma: una enfermedad crónica que afecta a millones de personas

El asma es una condición inflamatoria que impacta las vías respiratorias, restringiendo el flujo de aire hacia los pulmones y generando dificultades respiratorias. Esta enfermedad puede dificultar la realización de actividades físicas e incluso volver algunas de ellas inalcanzables.

El asma afecta a millones de personas en todo el mundo, y es una de las enfermedades crónicas más comunes en niños.

Cerca de 25 millones de personas en Estados Unidos sufren de asma, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta enfermedad es la condición pulmonar crónica más prevalente en la infancia del país. En 2018, el CDC reportó que aproximadamente 1 de cada 12 niños padecía asma.

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¿Qué es el asma? Definición

El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias caracterizada por la inflamación de los bronquios, la hiperreactividad de las vías aéreas y la obstrucción del flujo de aire, lo que resulta en episodios recurrentes de dificultad respiratoria, sibilancias, opresión en el pecho y tos.

La literatura científica ha abordado extensamente el estudio del asma, destacando investigaciones como las llevadas a cabo por Martinez FD et al., quienes han contribuido significativamente a la comprensión de los factores de riesgo y los mecanismos subyacentes de esta enfermedad (Martinez FD et al. 1995).

Causas y desencadenantes del asma

Si bien el asma es especialmente común en la infancia, muchas personas no la desarrollan hasta la edad adulta. Los expertos en salud no han identificado una causa específica del asma, sino que creen que es causada por una variedad de factores, como:

  • Genética: Si tu padre, madre o hermano/a tiene asma, tienes más probabilidades de desarrollarla.
  • Antecedentes de infecciones virales: Las personas con antecedentes de infecciones virales graves durante la infancia, como el virus sincitial respiratorio (VSR), pueden tener más probabilidades de desarrollar asma.
  • Hipótesis de la higiene: Cuando los bebés no están expuestos a suficientes bacterias en sus primeros meses y años, su sistema inmunológico puede no ser lo suficientemente fuerte para combatir el asma y otras condiciones alérgicas.

Además de las causas, existen muchos factores que pueden desencadenar el asma y empeorar los síntomas. Estos desencadenantes pueden variar de persona a persona, y algunas personas pueden ser más sensibles a determinados factores que otras.

Los desencadenantes más comunes incluyen:

  • Condiciones de salud: Como infecciones respiratorias.
  • Ejercicio físico.
  • Irritantes ambientales: Contaminación del aire, polvo, humo, etc.
  • Alérgenos: Polen, ácaros del polvo, caspa de mascotas, etc.
  • Emociones intensas: Ansiedad, estrés, miedo, etc.
  • Condiciones climáticas extremas: Frío, calor, humedad, etc.
  • Plagas: Cucarachas, ácaros, etc.
  • Ciertos medicamentos: Aspirina, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), etc.

Investigaciones clave, como las llevadas a cabo por Moffatt MF et al., han arrojado luz sobre las contribuciones genéticas al asma, identificando variantes genéticas asociadas con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

Estos hallazgos subrayan la complejidad de las causas del asma y proporcionan perspectivas valiosas para el desarrollo de enfoques preventivos y terapéuticos personalizados.

Síntomas del asma

Los síntomas del asma pueden variar de una persona a otra, pero los más comunes son:

  • Sibilancias: silbidos que se producen al respirar.
  • Tos: especialmente durante el ejercicio, por la noche o temprano en la mañana.
  • Opresión en el pecho: sensación de presión o constricción en el pecho.
  • Dificultad para respirar: sensación de que no se puede respirar lo suficiente.
  • Ansiedad o pánico

Otros síntomas que pueden ocurrir en personas con asma son:

  • Cansancio: la dificultad para respirar puede provocar fatiga.
  • Dolor de pecho: dolor agudo en el pecho que puede empeorar con la respiración profunda.
  • Náuseas: las crisis asmáticas graves pueden provocar náuseas o vómitos.
  • Infecciones frecuentes
  • Problemas para dormir

Tipos de asma

Tu médico debe determinar el tipo de asma que presentas. El más común es el asma alérgica, presente en el 60% de los casos .

Algunos tipos de asma se relacionan con la etapa de la vida. Si bien puede aparecer a cualquier edad, el asma pediátrico afecta específicamente a niños, y el asma de aparición tardía no comienza hasta la adultez.

A continuación, un cuadro comparativo con los tipos de asma más frecuentes:

Tipo de Asma Descripción Desencadenantes Características
Asma alérgica Desencadenada por alérgenos como caspa de mascotas, alimentos, moho, polen, polvo. Alergenos Estacional, relacionada con alergias de temporada.
Asma no alérgica Desencadenada por irritantes ambientales no relacionados con alergias, como humo, aire frío, contaminación, infecciones virales. Humo, aire frío, contaminación, infecciones virales No relacionada con alergias.
Asma ocupacional Causada por irritantes en el lugar de trabajo como polvo, tintes, químicos industriales, proteínas animales. Polvo, tintes, químicos industriales, proteínas animales Relacionada con exposición laboral.
Broncoconstricción Inducida por el Ejercicio (EIB) Afecta a personas minutos después de comenzar el ejercicio. Antes conocida como asma inducida por ejercicio. Ejercicio físico Puede durar 10-15 minutos después de la actividad física.
Asma Inducida por Aspirina (AIA) Desencadenada por tomar aspirina u otros AINEs. Suele ser grave y se asocia con pólipos nasales. Aspirina, AINEs Puede desarrollarse repentinamente en adultos de 20 a 50 años.
Asma Nocturna Los síntomas empeoran durante la noche. Posibles desencadenantes incluyen acidez estomacal, caspa de mascotas, ácaros del polvo. Acidez estomacal, caspa de mascotas, ácaros del polvo Síntomas exacerbados durante la noche.
Asma Variante de la Toss (CVA) No presenta los síntomas clásicos de asma, sino una tos seca persistente. Puede evolucionar a crisis asmáticas. N/A Principalmente manifestada por tos seca persistente.

¿Quiénes pueden padecer asma?

Edad

La prevalencia y la presentación del asma varían a lo largo de las diferentes etapas de la vida, afectando a individuos de diversas edades. Estudios epidemiológicos, como los realizados por Asher MI et al., han demostrado que el asma a menudo comienza en la infancia, siendo uno de los trastornos crónicos más comunes en la niñez (Asher MI et al. 2006).

Sin embargo, el asma también puede persistir o desarrollarse en la edad adulta. Factores como la exposición a alérgenos, infecciones respiratorias y cambios hormonales pueden influir en la aparición y la gravedad del asma a lo largo de la vida.

Estudios longitudinales han contribuido a una comprensión más profunda de las diferentes manifestaciones del asma en diferentes grupos de edad, proporcionando información valiosa para estrategias preventivas y de manejo adaptadas a las necesidades específicas de cada etapa de la vida.

Género

La prevalencia y la expresión del asma también muestran variaciones según el género de los pacientes. Investigaciones, como las realizadas por Zein JG et al., han revelado diferencias significativas en la incidencia y la gravedad del asma entre hombres y mujeres (Zein JG et al.,2015).

Se ha observado que las mujeres, en general, tienen una mayor susceptibilidad al desarrollo de asma, y estudios epidemiológicos sugieren que la prevalencia del asma tiende a ser más alta en mujeres que en hombres, especialmente durante la edad adulta.

Además, la presentación clínica del asma puede diferir entre géneros, con estudios que destacan la influencia de factores hormonales, como las fluctuaciones en los niveles de estrógeno, en la exacerbación de los síntomas asmáticos en mujeres.

Esta comprensión diferenciada del asma según el género es esencial para desarrollar enfoques de tratamiento y manejo personalizados que aborden las necesidades específicas de hombres y mujeres afectados por esta enfermedad respiratoria.

Factores de riesgo

El asma es una enfermedad compleja influenciada por una variedad de factores de riesgo. Numerosos estudios, como los llevados a cabo por Gauderman WJ et al., han identificado factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que contribuyen al desarrollo del asma (Gauderman WJ et al. 2004).

Entre los factores de riesgo genéticos se incluyen antecedentes familiares de asma y atopia. La exposición temprana a alérgenos y contaminantes atmosféricos, especialmente durante la infancia, también se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar asma.

Además, el tabaquismo, tanto activo como pasivo, constituye un factor de riesgo importante. La obesidad, la prematuridad y ciertos factores ocupacionales también se han vinculado al desarrollo del asma.

Una comprensión integral de estos factores de riesgo es esencial para la identificación temprana de individuos en riesgo y la implementación de estrategias preventivas y de manejo efectivas.

¿Cómo se diagnostica el asma?

Pruebas de diagnóstico

El diagnóstico preciso del asma implica la realización de pruebas específicas que evalúan la función pulmonar y la respuesta bronquial. Las pruebas de función pulmonar, como la espirometría, son fundamentales para medir el flujo de aire y la capacidad pulmonar, permitiendo la identificación de la obstrucción de las vías respiratorias característica del asma.

Además, las pruebas de provocación bronquial con metacolina o histamina pueden evaluarse para determinar la hiperreactividad bronquial, un marcador común en pacientes asmáticos. Estudios clínicos, como los realizados por Pellegrino R et al., han respaldado la utilidad de la espirometría y las pruebas de provocación bronquial en el diagnóstico y la evaluación del asma (Pellegrino R et al. 2005).

Asimismo, la monitorización regular de los síntomas y la respuesta al tratamiento también desempeñan un papel clave en la confirmación del diagnóstico y en la adaptación de las estrategias terapéuticas. La combinación de estas herramientas proporciona un enfoque integral para el diagnóstico y la gestión efectiva del asma.

Clasificación para el tratamiento del asma

El tratamiento del asma se basa en enfoques multifacéticos que buscan controlar la inflamación de las vías respiratorias y aliviar los síntomas, con el objetivo final de mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Para ayudar a tratar el asma, el Programa Nacional de Educación y Prevención del Asma (NAEPP) clasifica la enfermedad según su gravedad antes del tratamiento.

Clasificación del asma:

  • Intermitente: La más común, no interfiere con las actividades diarias. Síntomas leves, menos de 2 días por semana o 2 noches por mes.
  • Persistente leve: Síntomas más de 2 veces por semana, pero no diarios, y hasta 4 noches por mes.
  • Persistente moderada: Síntomas diarios y al menos 1 noche por semana, pero no todas las noches. Pueden limitar algunas actividades.
  • Persistente grave: Síntomas varias veces al día y la mayoría de las noches, limitando mucho las actividades diarias.

Tratamiento del asma:

Se utilizan 4 categorías principales:

  • Medicamentos de alivio rápido: actúan rápido durante crisis.
  • Medicamentos de control a largo plazo: previenen crisis y controlan síntomas.
  • Combinación: recomendado por el NAEPP pero aún no aprobado por la FDA. Combina ambas categorías.
  • Biológicos: inyectados o infundidos para casos graves.

Los corticosteroides inhalados son fundamentales en el tratamiento antiinflamatorio a largo plazo, ayudando a prevenir la exacerbación de los síntomas asmáticos. Broncodilatadores de acción rápida, como los agonistas beta-2 de corta duración, se utilizan para aliviar la obstrucción bronquial aguda y mejorar la función pulmonar.

Estrategias personalizadas, adaptadas a la gravedad y la respuesta individual del paciente, son esenciales para un manejo efectivo.

Estrategia terapéutica del asma

Alivio rápido:

  • Estos medicamentos solo se usan durante crisis o con síntomas. Son de acción rápida para facilitar la respiración.
  • Broncodilatadores: relajan los músculos de las vías respiratorias en minutos, aliviando los síntomas rápidamente. Vienen en pastillas, inyecciones, inhaladores (de rescate) y nebulizadores.
  • El médico puede recomendar su uso ante síntomas repentinos o antes del ejercicio para prevenir crisis.

Primeros auxilios en crisis:

  • Si alguien parece tener una crisis asmática, siéntalo derecho y ayúdalo a usar su inhalador o nebulizador.
  • La dosis depende del medicamento. Verifica las instrucciones para saber cuántas inhalaciones necesitas en caso de crisis.
  • Si los síntomas persisten más de 20 minutos y una segunda dosis no ayuda, busca atención médica de emergencia.
  • Si usas frecuentemente medicamentos de alivio rápido, consulta a tu médico sobre otros fármacos para control a largo plazo.

Control a largo plazo:

  • Se toman diariamente para reducir la frecuencia y gravedad de los síntomas, pero no alivian las crisis inmediatas.
  • Incluyen:
    • Antiinflamatorios: Corticoides e inhaladores reducen la inflamación y la producción de moco, facilitando la respiración.
    • Anticolinérgicos: Impiden el estrechamiento muscular en las vías respiratorias. Suelen combinarse con antiinflamatorios.
    • Broncodilatadores de acción prolongada: Solo se usan con antiinflamatorios.

Biológicos:

  • Para asma grave que no responde a otros medicamentos o al control de desencadenantes.
  • Funcionan neutralizando anticuerpos específicos que provocan la inflamación asmática.
  • Existen cinco tipos inyectables o vía infusión en consultorio.

Termoplastia bronquial:

  • Usa un electrodo para calentar las vías respiratorias, reduciendo el tamaño del músculo circundante y evitando su constricción.
  • La realiza un médico en clínica u hospital (aproximadamente 1 hora).
  • Está indicada para asma grave y puede aliviar los síntomas hasta por 5 años.
  • Es un procedimiento relativamente nuevo y aún no está ampliamente disponible.

Investigaciones, como las llevadas a cabo por Bateman ED et al., han contribuido a establecer pautas terapéuticas eficaces para el asma, destacando la importancia de la medicación controladora y del manejo de factores desencadenantes específicos (Bateman ED et al. 2008).

La colaboración continua entre pacientes y profesionales de la salud, junto con la monitorización regular de la función pulmonar, son aspectos clave en la gestión exitosa del asma a largo plazo.

Medicamentos utilizados en el asma

A continuación tienes una lista de algunos de los medicamentos comúnmente utilizados para el tratamiento del asma:

  1. Corticosteroides inhalados (CI):
    • Beclometasona
    • Budesonida
    • Fluticasona
    • Ciclesonida
  2. Broncodilatadores de acción rápida (BRA):
    • Salbutamol (albuterol)
    • Terbutalina
    • Levalbuterol
  3. Broncodilatadores de acción prolongada (BAP):
    • Salmeterol
    • Formoterol
    • Vilanterol
  4. Antagonistas de los receptores de leucotrienos:
    • Montelukast
    • Zafirlukast
    • Pranlukast
  5. Antagonistas de los receptores de histamina (antagonistas H1):
    • Cromoglicato de sodio
    • Nedocromil
  6. Teofilina:
    • Teofilina de liberación sostenida
  7. Inhibidores de la fosfodiesterasa-4 (PDE-4):
    • Roflumilast
  8. Inmunomoduladores biológicos:
    • Omalizumab (anticuerpo anti-IgE)
    • Mepolizumab
    • Reslizumab
    • Benralizumab

Es importante destacar que la elección de medicamentos y su combinación dependen de la gravedad del asma, la respuesta individual del paciente y otros factores clínicos. La prescripción y ajuste de medicamentos deben realizarse bajo la supervisión y orientación de un profesional de la salud especializado en el tratamiento del asma.

Medidas de control

El manejo efectivo del asma no solo implica el uso de medicamentos, sino también la implementación de medidas de control y modificaciones en el estilo de vida. Las pautas de control del asma recomiendan estrategias como la identificación y evitación de desencadenantes ambientales, el establecimiento de un plan de acción personalizado y la educación continua del paciente.

Estudios clínicos, como los llevados a cabo por Gibson PG et al., han destacado la importancia de las medidas de control para mejorar los resultados en pacientes con asma, incluyendo la reducción de las exposiciones ambientales y la promoción de la automonitorización de los síntomas (Gibson PG et al. 2003).

La participación activa del paciente en la gestión de su enfermedad, junto con la colaboración continua con profesionales de la salud, constituye un enfoque integral que no solo alivia los síntomas, sino que también mejora la calidad de vida y reduce las exacerbaciones asmáticas.

¿Cómo prevenir el asma?

La prevención del asma implica la adopción de medidas dirigidas a reducir la incidencia y la gravedad de la enfermedad, centrándose en factores ambientales, genéticos y de estilo de vida.

Estudios han subrayado la relevancia de estrategias preventivas en la infancia, incluyendo la promoción de la lactancia materna, la reducción de la exposición a alérgenos y la prevención de infecciones respiratorias tempranas (Tavacol et al.  2015).

La evitación de la exposición al humo de tabaco, la promoción de entornos libres de alérgenos y la gestión adecuada de la contaminación del aire también desempeñan un papel crucial en la prevención del asma.

La identificación temprana de factores de riesgo genético y la implementación de intervenciones personalizadas pueden contribuir significativamente a la prevención primaria.

Estas estrategias preventivas, respaldadas por la investigación científica, son esenciales para mitigar la carga global del asma y mejorar la salud respiratoria a lo largo de toda la vida.

Medidas de prevención de ataques de asma

Existen estrategias para ayudar a prevenir las crisis asmática, como:

  • Evitar desencadenantes: Identifica y evita sustancias químicas, olores o productos que hayan causado problemas respiratorios en el pasado.
  • Reducir la exposición a alérgenos: Si has identificado alérgenos, como polvo y moho, que desencadenan crisis, evítalos siempre que sea posible.
  • Vacunas antialérgicas: La inmunoterapia con alérgenos es un tratamiento que puede ayudar a modificar tu sistema inmunológico. Con inyecciones rutinarias, tu cuerpo puede volverse menos sensible a los desencadenantes con los que te encuentras.
  • Medicación preventiva: Tu médico puede recetarte medicamentos para tomar diariamente (además del que usas en caso de crisis).

Consejos para mejorar tu salud y prevenir una crisis asmática

Además de los medicamentos, puedes tomar medidas diarias para mejorar tu salud general y reducir el riesgo de ataques de asma:

  • Alimentación saludable: Una dieta equilibrada y nutritiva contribuye a tu bienestar general.
  • Evita alimentos alergénicos: Si tienes alergias alimentarias, recuerda que estos alimentos pueden desencadenar síntomas de asma.
  • Mantén un peso moderado: El asma suele empeorar en personas con sobrepeso u obesidad. Si tu médico te recomienda bajar de peso, hacerlo puede beneficiar tu corazón, articulaciones y pulmones.
  • Deja de fumar (si fumas): El humo del cigarrillo es un irritante que puede desencadenar el asma y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
  • Haz ejercicio regularmente: La actividad física puede desencadenar ataques de asma, pero el ejercicio regular puede reducir el riesgo de problemas respiratorios.
  • Maneja el estrés de forma saludable: El estrés puede desencadenar síntomas de asma y dificultar su control.

¿Cómo vivir con el asma?

Vivir con el asma implica adoptar un enfoque integral que combine el manejo médico con medidas de autocuidado para mejorar la calidad de vida. Estudios como los llevados a cabo por Zamora et al. han subrayado la importancia de la educación del paciente y la participación activa en el manejo diario del asma (ZAMORA-MENDOZA, Blanca Nohemí et al, 2015).

La adherencia regular al tratamiento prescrito, incluyendo la medicación y el seguimiento de las pautas del plan de acción personalizado, es esencial para mantener el control de los síntomas. Además, la identificación y evitación de desencadenantes ambientales, como alérgenos y irritantes, son medidas preventivas clave.

La práctica regular de actividades físicas adaptadas, bajo supervisión médica, puede contribuir al fortalecimiento de la función pulmonar. La adopción de hábitos de vida saludables, como evitar el tabaco y mantener un peso corporal adecuado, también puede influir positivamente en la gestión a largo plazo del asma.

La consulta continua con profesionales de la salud y la participación en programas educativos específicos son aspectos fundamentales para empoderar a los pacientes y promover un estilo de vida saludable y activo a pesar del diagnóstico de asma.

¿Cuáles son las complicaciones del asma?

El asma, cuando no se controla adecuadamente, puede dar lugar a diversas complicaciones que afectan la calidad de vida de los pacientes.

La literatura científica, como el estudio llevado a cabo por McGeachie MJ et al., ha documentado asociaciones entre el asma no controlada y complicaciones como la disminución de la función pulmonar, la limitación de la actividad física, la exacerbación de los síntomas respiratorios y la mayor frecuencia de hospitalizaciones (McGeachie MJ et al. 2016).

Las exacerbaciones asmáticas recurrentes pueden contribuir al remodelado de las vías respiratorias, aumentando el riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en la edad adulta.

Además, la falta de control del asma se ha asociado con un mayor riesgo de ansiedad y depresión, afectando la salud mental de los pacientes.

El reconocimiento temprano de las complicaciones potenciales del asma y la implementación de estrategias de manejo efectivas son cruciales para prevenir consecuencias adversas a largo plazo.

Algunas preguntas frecuentes sobre el asma

¿Puedo usar un inhalador caducado?

Muchos inhaladores son seguros de usar hasta 1 año después de la fecha de caducidad. Sin embargo, la medicación perderá gradualmente su potencia con el tiempo y el fabricante ya no puede garantizar su efectividad.

¿Se puede morir de asma?

Si bien los ataques de asma pueden ser leves y cortos, un ataque severo es una condición médica grave y puede ser fatal. Busca atención médica si tú o alguien presenta los siguientes síntomas:

  • Dificultad para respirar o sibilancia grave o que empeora rápidamente.
  • Dificultad para respirar tan intensa que solo puedes hablar en frases cortas.
  • Necesidad de esforzarte mucho para respirar.
  • Labios o uñas que se tornan grises o azules.
  • No hay alivio de los síntomas después de usar el inhalador de rescate.

¿Es un ataque de asma o un ataque de ansiedad?

Un ataque de ansiedad y un ataque de asma a veces pueden sentirse muy similares, ya que ambos pueden involucrar dificultad para respirar, insomnio y fatiga.

Presta atención a la sibilancia y la tos, que son síntomas claros de asma. La sensación de ahogo y la tensión muscular son más comunes en un ataque de ansiedad.

Cuándo consultar a un médico

Si bien el asma no tiene cura, existen tratamientos efectivos para reducir los síntomas. Además, los cambios en el estilo de vida y la medicación pueden mejorar tu calidad de vida.

Consulta a un médico si:

  • No tienes diagnóstico de asma, pero presentas síntomas como sibilancia, tos y dificultad para respirar.
  • Te han diagnosticado asma y tienes síntomas persistentes incluso después de tratamiento.
  • Presentas los siguientes síntomas de forma repentina:
    • Debilidad
    • Dificultad para realizar actividades cotidianas
    • Sibilancia o tos que no desaparecen

Recuerda que es importante conocer tu enfermedad y sus síntomas. Cuanto más informado estés, podrás ser más proactivo en mejorar tu función pulmonar y tu bienestar.

Habla con tu médico sobre:

  • Tu tipo de asma.
  • Qué desencadena tus síntomas.
  • Cuáles son los mejores tratamientos diarios para ti.
  • Tu plan de acción para enfrentar una crisis asmática.

¿Qué es el Día Mundial del Asma?

El Día Mundial del Asma, celebrado cada primer martes de mayo, es una iniciativa global respaldada por la Global Initiative for Asthma (GINA) y otras organizaciones de salud para concientizar sobre el asma y mejorar la comprensión de esta enfermedad respiratoria crónica.

Este día tiene como objetivo principal educar a la comunidad mundial acerca de los desafíos que enfrentan las personas con asma, así como promover estrategias de prevención y control. A través de eventos, campañas de concientización y actividades educativas, el Día Mundial del Asma busca reducir el estigma asociado con la enfermedad y fomentar un mayor apoyo para aquellos que viven con asma.

Resumen sobre el asma

El asma es una enfermedad que inflama los pulmones y dificulta la respiración. Puede afectar tanto a adultos como a niños y tiene múltiples formas y diferentes niveles de gravedad.

Existen medicamentos disponibles para tratar el asma. Los más comunes son los broncodilatadores, que pueden usarse a corto plazo para tratar una crisis asmática o a largo plazo para controlar los síntomas con el tiempo.

Las estrategias de estilo de vida, como los cambios en la dieta, el ejercicio y el manejo del estrés, también pueden ayudar a reducir los brotes de asma. Un médico puede identificar el tipo de asma que tienes y ayudarte a encontrar las mejores opciones de tratamiento y control.


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