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¿Las fresas son buenas para la diabetes?

Las fresas son una fruta muy apreciada por su color vibrante y su sabor dulce. Para las personas que viven con diabetes, las fresas pueden ofrecer más que un simple capricho sabroso: también podrían ayudar a controlar la enfermedad. Repletas de vitaminas esenciales, antioxidantes y minerales, las fresas pueden contribuir a la salud en general y pueden tener beneficios específicos para el control de la diabetes, como mejorar el procesamiento de la glucosa, ayudar a perder peso y aumentar la sensibilidad a la insulina.

fresas son buenas para la diabetes

Información nutricional de las fresas

Las fresas son una fuente inagotable de nutrición y contienen diversos nutrientes esenciales como:

  • Fibra
  • Vitamina C
  • Folato
  • Manganeso
  • Potasio
  • Magnesio

Una taza de fresas frescas proporciona aproximadamente:

  • 49 calorías
  • 12 gramos de carbohidratos
  • 3 gramos de fibra
  • 0 gramos de grasa

Estos beneficios nutricionales hacen que las fresas sean un excelente complemento para una dieta equilibrada, especialmente para las personas que controlan la diabetes.

Fresas y diabetes

La Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA) incluye las fresas en su lista de superalimentos para la diabetes. Si bien “superalimento” no es un término científico, significa alimentos ricos en nutrientes que pueden promover la salud. Para las personas con diabetes, las fresas pueden ser particularmente beneficiosas. Su alto contenido en fibra ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, y sus vitaminas y antioxidantes pueden ayudar al mantenimiento general de la salud.

Índice glucémico de las fresas

El índice glucémico (IG) mide la rapidez con la que los alimentos que contienen carbohidratos aumentan los niveles de glucosa en sangre. Los alimentos se clasifican en una escala del 0 al 100:

  • Bajo: 55 o menos
  • Medio: 56–69
  • Alto: 70 o más

Las fresas tienen un IG bajo de 41, lo que las convierte en una opción adecuada para las personas con diabetes. Este valor bajo de IG indica que las fresas elevan lentamente los niveles de azúcar en sangre, lo que ayuda a evitar picos y mantener un mejor control de la glucosa.

Carga glucémica de las fresas

La carga glucémica (CG) considera tanto el IG como el tamaño de la porción, brindando una imagen más precisa del impacto de un alimento en los niveles de azúcar en sangre. La escala de CG se clasifica como:

  • Bajo: 10 o menos
  • Medio: 11–19
  • Alto: 20 o más

Una taza de fresas tiene una CG de 3.6, que es baja. Esto significa que las fresas tienen un impacto mínimo en los niveles de azúcar en sangre, lo que las convierte en una opción segura para las personas con diabetes cuando se consumen con moderación.

Fresas y procesamiento de la glucosa

Las investigaciones sugieren que las fresas pueden ayudar en el procesamiento eficiente de la glucosa. Un estudio realizado por el Instituto Salk de Estudios Biológicos encontró que la fisetina, un flavonoide presente en las fresas, ayudaba a mejorar las complicaciones de la diabetes en ratones. El estudio indicó que la fisetina podría reducir el agrandamiento de los riñones y regular los niveles de azúcar en sangre, lo que destaca los posibles beneficios de las fresas para el control de la glucosa. (1)

Fresas y pérdida de peso

Las fresas son bajas en calorías pero ricas en nutrientes, lo que las convierte en una excelente opción para bajar de peso. Para las personas con sobrepeso u obesidad, incorporar fresas a una dieta equilibrada puede ayudar a controlar el peso, lo cual es crucial para la prevención y el control de la diabetes. Un estudio publicado en BMJ encontró que un mayor consumo de bayas, incluidas las fresas, se asoció con un menor aumento de peso a lo largo del tiempo. (2)

Conclusión

Si bien se necesita más investigación para comprender completamente el impacto de las fresas en la diabetes, la evidencia actual sugiere que pueden ser una parte beneficiosa de una dieta apta para la diabetes. Las fresas ofrecen numerosos beneficios para la salud, que incluyen un mejor procesamiento de la glucosa, una mayor sensibilidad a la insulina y apoyo para la pérdida de peso. Al igual que con cualquier cambio en la dieta, es esencial consultar con un profesional de la salud o un dietista para adaptar los consejos a sus necesidades específicas.