En una época donde la población mundial envejece a un ritmo acelerado, entender los fundamentos de la geriatría y el envejecimiento se vuelve imprescindible. No solo para los profesionales de la salud, sino también para las familias que acompañan a sus adultos mayores. En esta entrada exploramos los conceptos esenciales de geriatría, gerontología y envejecimiento, con base en evidencia científica y una perspectiva histórica, social y biológica.
¿Qué es la geriatría?
La geriatría es la rama de la medicina dedicada al estudio, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades propias de las personas mayores. Es una especialidad joven que surge como respuesta al desafío del envejecimiento poblacional, especialmente en Europa y, más recientemente, en América Latina.
El término “geriatría” fue utilizado por primera vez en 1909 por Ignatz Nascher. Sin embargo, fue gracias a la doctora Marjorie Warren, en Inglaterra, que la geriatría comenzó a tomar forma como especialidad médica: demostró que la atención específica de personas mayores podía reducir significativamente la morbilidad y mortalidad en este grupo.
¿Qué diferencia hay con la gerontología?
Aunque a menudo se usan indistintamente, geriatría y gerontología no son lo mismo. Mientras que la geriatría se centra en la salud del adulto mayor desde el enfoque médico, la gerontología estudia el envejecimiento en todos sus aspectos: biológicos, psicológicos, sociales, económicos, antropológicos y filosóficos.
El término “gerontología” fue acuñado en 1901 por Elie Metchnikoff. Su enfoque es interdisciplinario y abarca tanto el envejecimiento normal como el patológico, incluyendo los cambios moleculares y sociales que ocurren con la edad.
¿Qué se entiende por envejecimiento?
El envejecimiento es un proceso biológico natural, universal y progresivo que afecta a todos los seres vivos. El doctor Bernard Strehler lo definió como un fenómeno endógeno, deletéreo e irreversible, que implica un deterioro fisiológico que limita la capacidad de adaptación del organismo, tanto al medio interno como al externo.
Lejos de ser solo una etapa de declive, el envejecimiento es también un proceso de adaptación, identidad y transformación personal. Como decía Sócrates en La República, los mayores son quienes ya han recorrido el camino que todos debemos andar alguna vez.
¿A qué edad empieza la vejez?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tercera edad comienza a los 60 años. Este criterio, adoptado también por instituciones como el INSEN en México, permite establecer un marco para el estudio clínico, estadístico y social del envejecimiento.
El término “viejo” no debe verse como algo peyorativo. Es sinónimo de persona mayor, tercera edad o adulto mayor, y su uso consciente ayuda a resignificar esta etapa vital desde el respeto y la dignidad.
¿Todos envejecemos igual?
No. Aunque todos pasamos por procesos similares en la infancia o la adolescencia, el envejecimiento es profundamente individual. Está influido por factores genéticos, enfermedades previas, entorno social, estilo de vida, género y condiciones ambientales. Por eso se distingue entre dos tipos:
Envejecimiento fisiológico: ocurre en personas que logran adaptarse física, mental y socialmente al entorno.
Envejecimiento patológico: aparece cuando predominan procesos morbosos y enfermedades crónicas que aceleran el deterioro funcional, llevando a la discapacidad o incluso a la muerte.
Cambios que trae el envejecimiento
Con el paso del tiempo, el cuerpo experimenta modificaciones morfológicas, fisiológicas y psicológicas:
- Disminuye la estatura y cambia la composición corporal.
- Se reduce la densidad ósea y la masa muscular.
- Se altera la distribución del vello y la elasticidad de la piel.
- Disminuye la capacidad de reserva funcional de órganos y sistemas.
- Se afectan la memoria, el estado de ánimo y la velocidad de procesamiento mental.
Comprender estos cambios ayuda a diferenciar lo que es un proceso normal del envejecimiento, de lo que podría ser un signo de enfermedad.
Envejecimiento celular y genética
Una de las claves para entender el envejecimiento está en el nivel celular. Nuestro cuerpo está compuesto por distintos tipos de células, clasificadas por su capacidad de división:
- Células posmitóticas terminales (como neuronas o glóbulos rojos): no se dividen.
- Células posmitóticas especializadas (como hepatocitos o células renales): se dividen muy poco.
- Células intermitóticas (como las de la piel o mucosas): se dividen con frecuencia.
Estas células están sujetas a un límite de división, conocido como el límite de Hayflick, lo que significa que con cada replicación pierden parte de su información genética debido al acortamiento de los telómeros.
En este contexto, se han identificado genes relacionados con la longevidad y la muerte celular, divididos en dos grandes grupos:
- Genes provida: inhiben la apoptosis (muerte celular programada) y favorecen la reparación celular.
- Genes promuerte: activan mecanismos que desencadenan la autodestrucción de células dañadas, lo que previene enfermedades como el cáncer, pero también acelera el envejecimiento.
Apoptosis: muerte celular programada
La apoptosis es un proceso clave en la renovación celular y en el equilibrio del organismo. A diferencia de la necrosis (muerte celular patológica), la apoptosis no provoca inflamación ni daño colateral. Se considera un mecanismo esencial para mantener la salud en tejidos como el sistema inmune, la piel y el sistema nervioso.
Un mal funcionamiento de este sistema puede desencadenar enfermedades neurodegenerativas, autoinmunes o tumores.
¿Qué podemos hacer frente al envejecimiento?
Aunque no podemos detener el envejecimiento, sí podemos influir sobre cómo envejecemos. Adoptar un estilo de vida saludable, mantenerse activo física y cognitivamente, mantener vínculos sociales y acceder a atención médica especializada son pilares fundamentales del envejecimiento saludable.
Desde la geriatría y la gerontología, el objetivo no es prolongar la vida a cualquier costo, sino mejorar la calidad de vida en la tercera edad, manteniendo la autonomía, la funcionalidad y el bienestar general.
Conclusión
La geriatría y la gerontología nos permiten comprender el envejecimiento desde una mirada integral, científica y humanista. Reconocer los procesos naturales de la vejez y diferenciar los aspectos patológicos es clave para ofrecer un cuidado adecuado, promover un envejecimiento activo y acompañar a nuestros mayores con respeto y conocimiento.

Graduado en Lic. Kinesiología y Fisiatría (UBA). Especialista en Kinesiología Cardio-Respiratoria por la Universidad Favaloro.