El estudio “Investigación clínica y caracterización de la dolicoectasia vertebrobasilar y la dominancia de la arteria vertebral”, publicado en una reconocida revista médica, ofrece un análisis exhaustivo de la dominancia de la arteria vertebral y la curvatura de la arteria basilar. Enfatiza la frecuencia de estos fenómenos y sus importantes implicaciones clínicas. La dominancia de la arteria vertebral se refiere a la asimetría en el tamaño de las arterias vertebrales, mientras que la curvatura de la arteria basilar implica la desviación de la arteria basilar de la línea central. Este estudio observacional arroja luz sobre su prevalencia, correlación con la edad y la hipertensión, y posibles riesgos de infarto del tronco encefálico y ataques isquémicos transitorios (AIT) (1).
El estudio incluyó a 478 pacientes, con edades entre 44 y 86 años, con una media de 64,2 años. Se emplearon tanto la resonancia magnética (RM) como la angiografía por resonancia magnética (ARM) para evaluar la vasculatura intracraneal. Los investigadores encontraron que la dominancia vertebral, donde una arteria vertebral es más grande que la otra, era más común en el lado izquierdo. Esta asimetría a menudo se acompañaba de una curvatura contralateral de la arteria basilar; por ejemplo, una arteria vertebral derecha dominante frecuentemente coincidía con una curvatura hacia la izquierda de la arteria basilar, y viceversa.
La hipertensión y la edad surgieron como factores importantes en la curvatura de la arteria basilar. El estudio destacó una fuerte correlación entre la presión arterial alta y una mayor gravedad de la desviación de la arteria basilar. De manera similar, los pacientes mayores tenían más probabilidades de exhibir una curvatura pronunciada de la arteria basilar. Estos hallazgos subrayan el impacto de la salud vascular y el envejecimiento en la arquitectura cerebrovascular, lo que sugiere que el control de la presión arterial y los cambios vasculares podrían ser cruciales en las poblaciones de mayor edad.
El estudio también exploró las implicaciones de la dominancia vertebral y la curvatura de la arteria basilar en la salud cerebrovascular. Los pacientes con estas afecciones mostraron una mayor prevalencia de infartos del tronco encefálico en comparación con aquellos con arterias vertebrales simétricas y arterias basilares en posición central. La desviación de la arteria basilar fue más pronunciada en pacientes con dominancia vertebral, lo que sugiere que esta irregularidad estructural podría comprometer el flujo sanguíneo y aumentar el riesgo de eventos isquémicos.
Además de la hipertensión y la edad, la dominancia de la arteria vertebral se identificó como un factor de riesgo para la curvatura de la arteria basilar. Los investigadores propusieron que las diferencias hemodinámicas derivadas de tamaños desiguales de las arterias vertebrales podrían conducir a una mayor fuerza sobre la arteria basilar, haciendo que se doble hacia la arteria más pequeña. Este desequilibrio hemodinámico podría exacerbar la aterosclerosis y otras patologías vasculares, elevando aún más el riesgo de accidentes cerebrovasculares isquémicos.
Los hallazgos del estudio tienen importantes implicaciones clínicas. La detección temprana de la dominancia vertebral y la curvatura de la arteria basilar puede impulsar medidas preventivas para reducir el riesgo de infartos del tronco encefálico y AIT. El control regular de la presión arterial, particularmente en adultos mayores, podría ayudar a mitigar la progresión de estas irregularidades vasculares. Además, reconocer la relación entre la dominancia de la arteria vertebral y la desviación de la arteria basilar podría mejorar la precisión del diagnóstico y el manejo del paciente en entornos clínicos.
En conclusión, el estudio “Investigación clínica y caracterización de la dolicoectasia vertebrobasilar y la dominancia de la arteria vertebral” resalta la prevalencia y la importancia clínica de la dominancia de la arteria vertebral y la curvatura de la arteria basilar. Estas condiciones están asociadas con la edad avanzada, la hipertensión y un mayor riesgo de infartos del tronco encefálico y AIT. El estudio subraya la importancia de la detección temprana y la intervención para prevenir eventos cerebrovasculares graves. Se necesitan investigaciones futuras y estudios longitudinales para comprender mejor la progresión y los resultados de estas anomalías vasculares.
Graduado en Lic. Kinesiología y Fisiatría (UBA). Especialista en Kinesiología Cardio-Respiratoria por la Universidad Favaloro.