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Enfermedades pulmonares crónicas: Causas y factores de riesgo

Cuando piensas en enfermedades pulmonares crónicas, quizás te venga a la mente el cáncer de pulmón, pero existen muchos tipos diferentes. Estas enfermedades pueden afectar las vías respiratorias, el tejido pulmonar o la circulación sanguínea hacia y desde los pulmones.

Excluyendo el cáncer de pulmón, las enfermedades pulmonares crónicas fueron responsables de más de 150.000 muertes en los Estados Unidos en 2020 y casi 4 millones en todo el mundo en 2017.

A continuación, se presentan los tipos más comunes de enfermedades pulmonares crónicas, sus causas y factores de riesgo, así como posibles síntomas que podrían indicar la necesidad de atención médica.

enfermedades pulmonares crónicas

Asma

El asma es uno de los tipos más comunes de enfermedades pulmonares crónicas. Cuando se desencadena, los pulmones se inflaman y se estrechan, dificultando la respiración. Los síntomas incluyen:

  • Sibilancias
  • Dificultad para respirar profundamente
  • Tos
  • Sensación de opresión en el pecho

Si experimentas estos síntomas, es importante acudir al médico de inmediato. Los desencadenantes pueden incluir:

  • Alérgenos
  • Polvo
  • Contaminación
  • Estrés
  • Ejercicio

El asma suele comenzar en la infancia, aunque puede aparecer más tarde. No tiene cura, pero los medicamentos pueden ayudar a controlar los síntomas. Esta enfermedad afecta a unos 25 millones de personas en Estados Unidos y tiende a ser hereditaria.

La mayoría de las personas con asma pueden controlarla bien y disfrutar de una vida plena y saludable. Sin embargo, sin tratamiento, la enfermedad puede ser mortal. Cada año mata a unas 4.100 personas en Estados Unidos.

Los médicos no saben por qué algunas personas contraen asma y otras no. Pero creen que la genética juega un papel importante. Si alguien en tu familia lo tiene, tu riesgo aumenta.

Otros factores de riesgo incluyen:

  • Tener alergias
  • Tener sobrepeso
  • Fumar
  • Exponerse frecuentemente a contaminantes
  • Nacer prematuramente o tener bajo peso al nacer
  • Tener eczema
  • Tener sinusitis

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

La EPOC es una enfermedad pulmonar crónica que inflama los pulmones, dificultando la respiración.

Esta inflamación produce un exceso de moco y engrosa el revestimiento de los pulmones. Los sacos de aire, llamados alvéolos, se vuelven menos eficientes para recibir oxígeno y eliminar dióxido de carbono.

La EPOC es una enfermedad incurable y progresiva causada principalmente por el tabaco, aunque también tiene un fuerte componente genético. Otros factores de riesgo incluyen:

  • Exposición al humo de segunda mano
  • Contaminación del aire
  • Exposición laboral a polvo, humos y gases

Los síntomas de la EPOC empeoran con el tiempo. Sin embargo, los tratamientos pueden ayudar a ralentizar su progresión.

Las personas con EPOC suelen tener enfisema, bronquitis crónica o ambas.

Enfisema

El enfisema daña los sacos de aire en los pulmones. Cuando están sanos, estos sacos son fuertes y flexibles. El enfisema los debilita y, finalmente, hace que algunos se rompan.

Los síntomas del enfisema incluyen:

Bronquitis crónica

Es posible que hayas tenido bronquitis cuando tuviste un resfriado o una infección sinusal. La bronquitis crónica es más grave, ya que nunca desaparece. Causa inflamación de los bronquios, aumentando la producción de moco.

Los síntomas de la bronquitis crónica incluyen:

  • Tos frecuente
  • Tos con moco
  • Dificultad para respirar
  • Opresión en el pecho

Se considera que se tiene bronquitis crónica si los síntomas persisten durante 2 años o más y se ha tenido tos con moco durante al menos 3 meses.

Enfermedad pulmonar intersticial

Bajo el término “enfermedad pulmonar intersticial” se engloban muchas enfermedades pulmonares diferentes. En total, existen más de 200 tipos de estas afecciones. Algunos ejemplos son:

  • Sarcoidosis
  • Asbestosis
  • Fibrosis pulmonar idiopática (FPI)
  • Histiocitosis de células de Langerhans
  • Bronquiolitis obliterante (“pulmón de palomitas”)

En todas estas enfermedades ocurre lo mismo: el tejido de los pulmones se vuelve cicatrizado, inflamado y rígido. El tejido cicatricial se desarrolla en el intersticio, que es el espacio entre los sacos de aire en los pulmones.

A medida que las cicatrices se extienden, los pulmones se vuelven más rígidos, por lo que no pueden expandirse y contraerse con la facilidad que antes lo hacían. Los síntomas incluyen:

  • Tos seca
  • Dificultad para respirar
  • Sensación de falta de aire

Tienes más riesgo si alguien en tu familia ha tenido una de estas enfermedades, si fumas o si estás expuesto al amianto o a otros contaminantes inflamatorios.

Algunas enfermedades autoinmunes también se han relacionado con la enfermedad pulmonar intersticial, como la artritis reumatoide, el lupus y el síndrome de Sjögren.

Otros factores de riesgo incluyen la exposición a la radiación para tratamientos contra el cáncer y la toma de algunos medicamentos, como antibióticos y pastillas para el corazón recetadas.

Estas enfermedades son incurables, pero los tratamientos más nuevos son prometedores para ralentizar su progreso.

Hipertensión pulmonar

La hipertensión pulmonar es simplemente presión arterial alta en tus pulmones. A diferencia de la presión arterial alta regular, que afecta todos los vasos sanguíneos del cuerpo, la hipertensión pulmonar solo afecta aquellos vasos sanguíneos entre tu corazón y tus pulmones.

La causa más común de hipertensión pulmonar es la enfermedad cardíaca.

Estos vasos sanguíneos se estrechan y en ocasiones se bloquean, además de volverse rígidos y gruesos. Tu corazón tiene que trabajar más y empujar la sangre con más fuerza, lo que aumenta la presión arterial en las arterias y capilares pulmonares.

Las mutaciones genéticas, los medicamentos y las cardiopatías congénitas pueden causar hipertensión pulmonar. Otras enfermedades pulmonares, como la enfermedad pulmonar intersticial y la EPOC, también pueden causarla. Si no se trata, la afección puede provocar complicaciones como coágulos sanguíneos, arritmias e insuficiencia cardíaca.

Los factores de riesgo de hipertensión pulmonar incluyen:

  • Sobrepeso
  • Antecedentes familiares de la enfermedad
  • Tener una enfermedad cardíaca
  • Tener otra enfermedad pulmonar
  • Uso de drogas ilegales
  • Tomar ciertos medicamentos, como supresores del apetito

Los síntomas incluyen:

  • Dificultad para respirar
  • Mareo
  • Dolor de pecho
  • Vértigo
  • Fatiga
  • Taquicardia
  • Edema (hinchazón) en los tobillos

Esta enfermedad no tiene cura, pero los tratamientos pueden ayudar a reducir la presión a un nivel más típico. Las opciones incluyen medicamentos, como anticoagulantes, diuréticos y vasodilatadores. La cirugía y el trasplante se reservan como último recurso.

Fibrosis quística

La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad pulmonar hereditaria que altera la composición del moco en el cuerpo. En lugar de ser resbaladizo y acuoso, el moco en una persona con FQ es espeso, pegajoso y excesivo.

Este moco espeso puede acumularse en los pulmones y dificultar la respiración. Con tanta cantidad, las bacterias pueden crecer más fácilmente, aumentando el riesgo de infecciones pulmonares.

Los síntomas suelen comenzar en la infancia e incluyen:

  • Tos crónica
  • Sibilancia
  • Dificultad para respirar
  • Expectoración de moco
  • Resfriados de pecho recurrentes
  • Sudor extra salado
  • Infecciones sinusales frecuentes

Según el National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI), además de los pulmones, puede afectar otros órganos, como:

  • Hígado
  • Intestinos
  • Senos nasales
  • Páncreas
  • Órganos sexuales

Los médicos saben que la FQ está causada por mutaciones en el gen que normalmente regula el nivel de sal en las células. Las mutaciones hacen que este gen funcione mal, cambiando la composición del moco y aumentando la sal en el sudor.

No existe cura para la FQ, pero el tratamiento alivia los síntomas y ralentiza la progresión.

El tratamiento precoz es lo mejor, por lo que ahora los médicos realizan pruebas de detección periódicas para la enfermedad. Los medicamentos y la fisioterapia ayudan a aflojar el moco y prevenir infecciones pulmonares.

Bronquiectasia

La bronquiectasia es una enfermedad de los bronquios, las vías respiratorias principales de los pulmones.

Las paredes de los bronquios se engrosan, generalmente debido a una infección o lesión pulmonar.

Esto hace que las vías respiratorias pierdan la capacidad de limpiar la mucosidad, permitiendo que crezcan más bacterias y causando más infecciones.

En los jóvenes, la bronquiectasia suele estar causada por la fibrosis quística (FQ). Casi la mitad de todos los casos de la enfermedad en Estados Unidos se pueden atribuir a la FQ.

Los síntomas de la bronquiectasia son similares a los de otras enfermedades pulmonares crónicas, incluyendo:

  • Tos crónica
  • Sibilancia
  • Dificultad para respirar
  • Expectoración de moco
  • Dolor de pecho
  • Dedos hipocraticos (bultos en las puntas de los dedos)

No existe cura para la bronquiectasia, pero se pueden controlar los síntomas. Los medicamentos y la fisioterapia torácica pueden ayudar a aflojar la mucosidad y prevenir nuevas infecciones.

Neumonía Crónica

La neumonía es una infección pulmonar causada por bacterias, virus u hongos. Los microorganismos crecen y prosperan en los pulmones, creando síntomas molestos. Los sacos de aire se inflaman y pueden llenarse de líquido, lo que interrumpe el flujo de oxígeno.

La mayoría de las veces, las personas se recuperan en unas pocas semanas. Sin embargo, a veces la condición persiste e incluso puede poner en peligro la vida.

La neumonía puede afectar a cualquier persona, pero es más probable que se desarrolle en personas cuyos pulmones ya están vulnerables debido a:

  • Fumar
  • Un sistema inmunitario debilitado
  • Otra enfermedad
  • Cirugía

Muchas veces, la neumonía se puede curar. Los antibióticos y los medicamentos antivirales pueden ayudar. Con el tiempo, reposo y líquidos, la enfermedad a menudo desaparece. Pero en algunos casos, puede volver una y otra vez, convirtiéndose en una enfermedad crónica.

Los síntomas de la neumonía crónica incluyen:

  • Expectoración de sangre
  • Ganglios linfáticos inflamados
  • Escalofríos
  • Fiebre persistente

Los síntomas pueden continuar durante un mes o más. Incluso si toma antibióticos, los síntomas pueden regresar cuando los termine.

Si los tratamientos regulares no funcionan, su médico puede recomendar la hospitalización para que pueda tener acceso a tratamientos adicionales y descanso.

Las posibles complicaciones de la neumonía crónica incluyen:

  • Abscesos pulmonares, que son bolsas de pus en o alrededor de los pulmones
  • Inflamación no controlada en el cuerpo
  • Insuficiencia respiratoria

Cáncer de Pulmón

El cáncer de pulmón es una enfermedad en la que las células de los pulmones crecen de manera descontrolada, formando tumores. A medida que los tumores aumentan de tamaño y número, pueden dificultar la función de los pulmones. Finalmente, las células cancerosas pueden propagarse a otras áreas del cuerpo.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en ese país. Puede desarrollarse durante un tiempo sin causar ningún síntoma.

Cuando aparecen los síntomas, a menudo se piensa que son causados por otras afecciones. Por ejemplo, una tos persistente puede ser un síntoma de cáncer de pulmón, pero también puede ser causada por otras enfermedades pulmonares.

Otros posibles síntomas del cáncer de pulmón incluyen:

  • Sibilancia
  • Dificultad para respirar
  • Pérdida de peso inexplicable
  • Expectoración de sangre

Las personas con mayor riesgo son:

  • Fumadores
  • Personas expuestas a la inhalación de químicos peligrosos
  • Personas con antecedentes familiares de cáncer de pulmón
  • Personas con otros tipos de cáncer

El tratamiento depende del tipo de cáncer de pulmón y su gravedad. Un médico generalmente creará un plan que incluya cirugía para extirpar la parte cancerosa del pulmón, quimioterapia y radiación. Algunos medicamentos también pueden ayudar a atacar y eliminar las células cancerosas.

Cómo proteger tus pulmones

Para aumentar tus posibilidades de evitar enfermedades pulmonares crónicas, considera estos consejos:

  • No fumes o deja de fumar. Evita el humo de segunda mano.
  • Procura reducir tu exposición a contaminantes en el medio ambiente, el trabajo y el hogar.
  • Haz ejercicio regularmente. El ejercicio aeróbico que aumenta tu ritmo cardíaco es el mejor.
  • Lleva una dieta saludable.
  • Acude a revisiones médicas regulares.
  • Asegúrate de vacunarte contra la gripe todos los años. Después de los 65 años, vacúnate contra la neumonía.
  • Si tienes riesgo de cáncer de pulmón, consulta a tu médico sobre las opciones de diagnóstico precoz.
  • Analiza tu hogar para detectar la presencia de gas radón.
  • Lávate las manos con frecuencia, evita tocarte la cara y mantente alejado de las personas enfermas.

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