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Tratamiento farmacológico del vértigo: Una revisión integral

El vértigo, una sensación de giro o mareo, puede ser debilitante y a menudo está causado por diversos trastornos subyacentes. El tratamiento eficaz del vértigo depende de la comprensión de sus mecanismos fisiológicos y del empleo de tratamientos farmacológicos adecuados. Una revisión reciente publicada en una revista médica líder arroja luz sobre las diversas clases de medicamentos que pueden aliviar el vértigo y sus síntomas asociados. Esta revisión subraya la importancia de los enfoques terapéuticos personalizados basados en la etiología específica del vértigo, que puede clasificarse en general en causas ototológicas, centrales, psicógenas e indeterminadas (1).

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El vértigo ototológico, que se origina en trastornos del oído interno, incluye afecciones como la enfermedad de Ménière, la neuritis vestibular, el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) y la paresia vestibular bilateral. Para la enfermedad de Ménière, se suelen recetar supresores vestibulares como anticolinérgicos y benzodiazepinas para mitigar los síntomas agudos. Además, se emplean modificaciones dietéticas, como la restricción de sal y el uso de diuréticos, para prevenir los brotes. En el caso de la neuritis vestibular, se recomienda un ciclo breve de supresores vestibulares, lo que refleja un cambio hacia el fomento de los mecanismos de compensación natural a través de la terapia de rehabilitación vestibular.

Si bien el VPPB y la paresia vestibular bilateral no suelen beneficiarse de la intervención farmacológica, la fisioterapia ha demostrado ser muy eficaz. La maniobra de Epley, una técnica específica de fisioterapia, es particularmente beneficiosa para el VPPB, proporcionando un alivio significativo de los síntomas mediante ajustes posturales. Para la paresia vestibular bilateral, el entrenamiento del equilibrio y otros ejercicios de rehabilitación ayudan a los pacientes a adaptarse a sus déficits vestibulares, lo que subraya el papel fundamental de los tratamientos no farmacológicos en el manejo de ciertos tipos de vértigo.

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El vértigo central, asociado a afecciones como la migraña vestibular y los accidentes cerebrovasculares, requiere una estrategia terapéutica diferente. Los medicamentos profilácticos, incluidos los antagonistas de los canales de calcio de tipo L, los antidepresivos tricíclicos y los betabloqueantes, son la piedra angular del tratamiento para el vértigo asociado a la migraña. Estos agentes ayudan a reducir la frecuencia y la gravedad de los episodios de migraña, aliviando así los síntomas del vértigo. Para el vértigo resultante de accidentes cerebrovasculares u otras lesiones cerebrales estructurales, se recomienda una combinación de supresores vestibulares y fisioterapia. Este enfoque ecléctico tiene como objetivo estabilizar los síntomas mientras promueve la compensación neuronal y la recuperación.

El vértigo psicógeno, vinculado a cuadros psiquiátricos como el trastorno de pánico, el trastorno de ansiedad y la agorafobia, es otra categoría distinta. Las benzodiazepinas son particularmente efectivas en estos casos debido a sus propiedades ansiolíticas y sedantes. Al abordar la ansiedad subyacente, estos medicamentos ayudan a reducir la frecuencia e intensidad de los episodios de vértigo. Sin embargo, su potencial de dependencia requiere un manejo cuidadoso y la consideración de terapias alternativas, incluida la terapia cognitivo-conductual y otras intervenciones no farmacológicas.

Las causas indeterminadas y mal definidas del vértigo presentan un desafío diagnóstico, que a menudo requiere un enfoque empírico para el tratamiento. En tales casos, son comunes los ensayos de medicamentos con utilidad general, como las benzodiazepinas. Además, los ensayos de suspensión de medicamentos, la fisioterapia y la consulta psiquiátrica pueden ser valiosos para el tratamiento de estos pacientes. Este enfoque resalta la necesidad de planes de tratamiento personalizados, que se ajustan en función de la respuesta del paciente y los conocimientos clínicos en evolución.

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En general, la revisión enfatiza que el manejo eficaz del vértigo requiere una comprensión integral de las causas subyacentes y las acciones farmacológicas de los medicamentos utilizados. La terapia de rehabilitación vestibular juega un papel crucial en la promoción de la compensación, especialmente cuando los medicamentos sedantes pueden impedir este proceso. Los médicos deben equilibrar la necesidad inmediata de aliviar los síntomas con las estrategias a largo plazo para apoyar la función vestibular y la calidad de vida del paciente. Este enfoque matizado asegura que la terapia para el vértigo esté optimizada, brindando a los pacientes los mejores resultados posibles basados en la evidencia científica más reciente.