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Síndrome de Bartter

El síndrome de Bartter (SB) es un grupo raro e intrigante de trastornos hereditarios caracterizados por una pérdida significativa de sal debido a mecanismos alterados de transporte renal. Ubicada principalmente en la rama ascendente gruesa del asa de Henle, esta disfunción conduce a una cascada de síntomas clínicos y anomalías bioquímicas. La investigación ha clasificado el SB en tipos distintos según la edad de inicio y la sintomatología, lo que proporciona una comprensión más clara de sus causas genéticas subyacentes y orienta estrategias de tratamiento más efectivas (1).

Síndrome de Bartter

El síndrome se categoriza en dos formas principales: SB prenatal y clásico. El SB prenatal se manifiesta antes del nacimiento y a menudo se detecta debido al exceso de líquido amniótico (polihidramnios) y al parto prematuro. El SB clásico generalmente se presenta en la primera infancia o más tarde y está marcado por síntomas como retraso del crecimiento, poliuria (producción excesiva de orina) y deshidratación. Las bases moleculares del SB son diversas y reflejan la complejidad de la enfermedad.

Los estudios genéticos han identificado múltiples subtipos de SB, cada uno vinculado a mutaciones genéticas específicas. Los tipos I, II y III están asociados con mutaciones en los genes que codifican el cotransportador luminal Na+-K+-2Cl-, el canal luminal de K + ROMK y el canal basolateral de cloruro ClC-Kb (CLCNKB), respectivamente. Estas mutaciones interrumpen la función normal de los transportadores de iones renales, lo que conduce a los desequilibrios electrolíticos distintivos observados en el SB. El SB tipo IVa resulta de mutaciones de pérdida de función en la subunidad beta accesoria Barttin CLCNK, mientras que el SB tipo IVb se debe a mutaciones simultáneas en CLCNKB y CLCNKA. Una forma novedosa, el SB tipo V, se caracteriza por el inicio prenatal y mutaciones en el miembro D2 de la familia MAGE.

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Curiosamente, algunos casos de SB surgen de mutaciones graves de ganancia de función en el gen del receptor sensor de calcio extracelular, lo que conduce a una variante autosómica dominante de la afección. Estos descubrimientos genéticos no solo han mejorado nuestra comprensión de la fisiopatología del SB, sino que también han subrayado la importancia del diagnóstico molecular para clasificar con precisión la enfermedad y adaptar el tratamiento.

La presentación clínica del SB incluye un espectro de síntomas provocados por la incapacidad del cuerpo para retener sal y agua. Las alteraciones bioquímicas comunes incluyen poliuria, deshidratación, hipopotasemia (niveles bajos de potasio), alcalosis metabólica hipoclorémica (una alteración en el equilibrio ácido-base), hiperreninemia (niveles elevados de renina) y aumento de los niveles de prostaglandinas. Los pacientes a menudo presentan presión arterial normal o baja, hipercalciuria (exceso de calcio en la orina) y retraso del crecimiento, lo que refleja el profundo impacto del trastorno en la salud y el desarrollo en general.

El manejo del SB se centra principalmente en corregir la deshidratación y los desequilibrios electrolíticos. Esto a menudo implica el uso de suplementos de potasio y magnesio para abordar la hipopotasemia e hipomagnesemia. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) se emplean para reducir la producción excesiva de prostaglandina E2 renal, disminuyendo así la poliuria y mejorando el balance hídrico general. En casos severos, pueden ser necesarias intervenciones más intensivas, incluido el uso de diuréticos y otros medicamentos para controlar los desequilibrios metabólicos asociados con el síndrome.

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El diagnóstico temprano y el inicio rápido del tratamiento son fundamentales para prevenir complicaciones a largo plazo del SB, como retraso del crecimiento, nefrocalcinosis (depósitos de calcio en los riñones) y enfermedad renal terminal. La consejería y las pruebas genéticas también son importantes para las familias afectadas, ya que brindan información sobre la naturaleza hereditaria de la afección y fundamentan las decisiones reproductivas. A través de la investigación continua y las estrategias mejoradas de manejo clínico, el pronóstico para las personas con SB sigue mejorando, ofreciendo esperanza para mejores resultados y calidad de vida.