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Síncope: Una Revisión Técnica y Detallada

El síncope se define como una pérdida transitoria y abrupta de la conciencia, acompañada de una pérdida del tono postural secundaria a la hipoperfusión cerebral, seguida de una recuperación espontánea. A menudo, las lipotimias deben ser evaluadas como síncope debido a su similitud clínica. Este fenómeno presenta una distribución bimodal, afectando principalmente a individuos entre 10 y 30 años, y a aquellos mayores de 70 años. Aunque la mayoría de las causas son benignas y autolimitadas, el síncope puede ser indicativo de patologías graves, afectando significativamente el pronóstico del paciente según la enfermedad subyacente.

Síncope

Las etiologías del síncope se clasifican en tres categorías principales: neurocardiogénico, ortostático y cardiogénico. El síncope neurocardiogénico incluye el síncope vasovagal, el del seno carotídeo y el situacional. Las causas ortostáticas pueden ser la depleción de volumen, los efectos de fármacos y disautonomías asociadas a enfermedades como la diabetes o el Parkinson. En cuanto al síncope cardiogénico, este puede ser de origen eléctrico, como taquicardias ventriculares (TV) o bloqueos auriculoventriculares (BAV), o estructural, como en la insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) o la miocardiopatía hipertrófica. Determinar la causa del síncope en la atención de urgencias es crucial, especialmente para identificar aquellas que ponen en riesgo la vida.

El diagnóstico del síncope puede ser complejo y multifacético. El interrogatorio inicial es fundamental para evaluar el número de episodios, los síntomas asociados, los pródromos y la posición del paciente al momento del evento. Por ejemplo, síntomas como disnea súbita o precordalgia pueden sugerir tromboembolismo pulmonar (TEP) o infarto agudo de miocardio (IAM), respectivamente. Los pródromos como náuseas y sudoración suelen preceder al síncope vasovagal, mientras que la pérdida súbita de conciencia sin pródromos puede ser indicativa de una arritmia. La duración del episodio y la recuperación también ofrecen pistas sobre la etiología subyacente.

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El examen físico detallado es otro pilar en la evaluación del síncope. Se recomienda evaluar la presión arterial (PA) en ambos brazos, buscar diferencias que puedan indicar una disección de aorta, y medir la frecuencia cardíaca (FC) y respiratoria. La auscultación cardíaca puede revelar soplos indicativos de estenosis aórtica (EAo) o miocardiopatía hipertrófica. Además, el examen neurológico es esencial para descartar causas neurológicas. En algunos casos, se puede realizar un masaje del seno carotídeo para evaluar síncope del seno carotídeo, aunque está contraindicado en ciertos pacientes con antecedentes recientes de infarto o accidente cerebrovascular.

Los estudios complementarios juegan un rol crucial en la confirmación del diagnóstico. El electrocardiograma (ECG) debe realizarse en todos los pacientes con síncope, ya que aunque tiene un bajo rendimiento diagnóstico, puede identificar arritmias e isquemia. Dependiendo del contexto clínico, se pueden solicitar análisis de laboratorio, como pruebas de glucosa para descartar hipoglucemias, y estudios de imágenes como tomografías computarizadas (TC) cerebrales o ecocardiogramas transtorácicos (ETT) en casos sospechosos de patología estructural cardíaca.

La estratificación del riesgo es fundamental para determinar la necesidad de hospitalización. Factores de alto riesgo incluyen un ECG patológico, antecedentes de cardiopatía estructural, presión arterial sistólica baja, hematocrito bajo, disnea y antecedentes familiares de muerte súbita. Pacientes con alguna de estas características deben ser considerados para internación, ya sea para diagnóstico o tratamiento, como en casos de arritmias o síncope por isquemia.

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En conclusión, el síncope es un síntoma complejo con múltiples etiologías potenciales que requieren una evaluación exhaustiva y sistemática. La identificación precisa de la causa subyacente no solo mejora el manejo inmediato del paciente, sino que también puede prevenir complicaciones graves y potencialmente fatales. La evaluación detallada, combinada con un enfoque clínico y el uso adecuado de estudios complementarios, es esencial para un manejo efectivo del síncope.

(1) Schaal SF, Nelson SD, Boudoulas H, Lewis RP. Syncope. Curr Probl Cardiol. 1992 Apr;17(4):205-64. doi: 10.1016/0146-2806(92)90002-6. PMID: 1563273.