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Obstrucción del Intestino Delgado

La obstrucción del intestino delgado (SBO, por sus siglas en inglés) sigue siendo una afección médica significativa que afecta a aproximadamente 350,000 personas anualmente en los Estados Unidos. Esta condición, caracterizada por el bloqueo del intestino delgado, se debe a diversas etiologías, principalmente adherencias, que representan el 65% de los casos. Otras causas incluyen hernias (10%), neoplasias (tumores) (5%) y la enfermedad de Crohn (5%), con un 15% restante atribuido a factores misceláneos.

Obstrucción del Intestino Delgado

La fisiopatología de la SBO involucra la dilatación del intestino proximal a la obstrucción debido al aire ingerido y la acumulación de líquido intraluminal. Esta dilatación aumenta la tensión de la pared intestinal, disminuye la perfusión de la mucosa, favorece la proliferación bacteriana y reduce la resistencia a la tensión mural, elevando así el riesgo de perforación intestinal.

Clínicamente, la SBO se presenta con una tétrada clásica de síntomas: dolor abdominal, náuseas y vómitos, distensión abdominal y una transición del estreñimiento a la obstipación (estreñimiento severo). El examen físico a menudo revela signos de enfermedad aguda y deshidratación, como inquietud, taquicardia, fiebre, sequedad de las mucosas, hipotensión u ortostasis (mareo al ponerse de pie), distensión abdominal y ruidos intestinales hipoactivos. En casos avanzados, se puede observar sensibilidad directa severa, defensa involuntaria (contracción muscular abdominal), rigidez abdominal y dolor a la descompresión brusca. Además, los resultados de laboratorio como leucocitosis marcada (aumento de glóbulos blancos), neutrofilia (aumento de neutrófilos), bandemia (aumento de células precursoras de glóbulos blancos) y acidosis láctica sugieren aún más una enfermedad avanzada.

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El diagnóstico diferencial de la SBO es amplio e incluye afecciones como íleo posoperatorio (parada temporal del intestino después de la cirugía), síndrome de intestino adinámico por opioides (estreñimiento por consumo crónico de opioides), pseudo-obstrucción colónica (problemas de motilidad del colon), isquemia mesentérica (disminución del flujo sanguíneo al intestino) y obstrucción del intestino grueso. Estas condiciones pueden imitar la SBO pero requieren diferentes estrategias de manejo, lo que subraya la importancia de un diagnóstico preciso. Por ejemplo, el íleo posoperatorio es un cese temporal de la motilidad intestinal después de la cirugía, mientras que el síndrome del intestino adinámico por opioides se asocia con el uso crónico de opioides. La pseudo-obstrucción colónica y la isquemia mesentérica también se presentan con problemas de motilidad intestinal y flujo sanguíneo comprometido, respectivamente.

El manejo médico de la SBO se basa principalmente en esfuerzos de reanimación. Las intervenciones clave incluyen hidratación intravenosa para corregir desequilibrios electrolíticos, administración de antibióticos intravenosos para prevenir o tratar infecciones y mantener al paciente en NPO (nada por vía oral) para dar reposo al intestino. La succión nasogástrica se emplea a menudo para descomprimir el tracto gastrointestinal. La piedra angular de las imágenes diagnósticas es la tomografía computarizada (TC) abdominal con contraste oral e intravenoso, específicamente gastrografina, que es altamente sensible y específica para detectar y caracterizar la SBO.

Si bien muchos casos de SBO se resuelven con tratamiento médico conservador, ciertas situaciones requieren intervención quirúrgica. Las indicaciones para la cirugía incluyen obstrucción total persistente, evidencia de perforación intestinal, isquemia grave o deterioro clínico a pesar del manejo médico. La laparoscopia es el abordaje quirúrgico preferido debido a su naturaleza mínimamente invasiva y menor tiempo de recuperación en comparación con la cirugía abierta. La intervención quirúrgica oportuna es fundamental para prevenir complicaciones como la necrosis intestinal y la perforación, que se asocian con tasas de mortalidad significativamente más altas.

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La tasa de mortalidad general por SBO es del 10%, pero esta cifra aumenta al 30% cuando se complica por necrosis o perforación intestinal. Estas estadísticas resaltan la importancia crítica del diagnóstico temprano y la intervención oportuna. El diagnóstico temprano y preciso, principalmente a través de la tomografía computarizada abdominal, permite un manejo eficaz y mejora los resultados. La terapia médica intensiva, que incluye rehidratación, administración de antibióticos y reposo intestinal, combinada con intervención quirúrgica oportuna cuando sea necesario, constituye la piedra angular del tratamiento de la SBO. En resumen, la obstrucción del intestino delgado es una condición frecuente y potencialmente grave que requiere un enfoque sistemático para el diagnóstico y tratamiento. La adherencia a protocolos establecidos para el diagnóstico temprano, la reanimación médica eficaz y el uso juicioso de la intervención quirúrgica pueden mejorar significativamente los resultados de los pacientes. Esta revisión sistemática subraya la importancia de un enfoque multidisciplinario en el manejo de la OID, integrando la evaluación clínica, las técnicas de imagenología avanzada y las estrategias terapéuticas individualizadas para abordar esta condición compleja y desafiante.
(1) Rami Reddy SR, Cappell MS. A Systematic Review of the Clinical Presentation, Diagnosis, and Treatment of Small Bowel Obstruction. Curr Gastroenterol Rep. 2017 Jun;19(6):28. doi: 10.1007/s11894-017-0566-9. PMID: 28439845.