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Miocardiopatía Arritmogénica

La miocardiopatía arritmogénica, también conocida como displasia arritmogénica del ventrículo derecho (y en casos raros, del ventrículo izquierdo), es una enfermedad cardíaca grave caracterizada por la sustitución del tejido miocárdico por tejido fibro-adiposo. Esta condición es una causa significativa de muerte súbita en jóvenes y atletas, resaltando la necesidad de una comprensión profunda y un manejo adecuado de esta patología.

Miocardiopatía Arritmogénica

Desde una perspectiva fisiopatológica, la miocardiopatía arritmogénica se origina a partir de mutaciones en genes que codifican proteínas relacionadas con las uniones intracelulares, tales como la placoglobina y la desmoplaquina. Los desmosomas, estructuras responsables de la adhesión celular, cuando se someten a estrés mecánico, generan el desprendimiento de miocitos y muerte celular. Este proceso desencadena una lesión miocárdica, inflamación y la subsecuente sustitución fibro-adiposa del tejido cardíaco. Además, esta enfermedad está asociada con queratodermia palmo-plantar, una condición cutánea caracterizada por el engrosamiento de la piel en las palmas de las manos y plantas de los pies.

La etiología de la miocardiopatía arritmogénica es predominantemente genética, con un patrón de transmisión autosómica dominante y una penetrancia del 100%. Esto significa que cada individuo portador del gen defectuoso desarrollará la enfermedad. La comprensión de esta base genética es crucial para el desarrollo de estrategias de diagnóstico y tratamiento, así como para el asesoramiento genético a las familias afectadas.

Epidemiológicamente, la miocardiopatía arritmogénica afecta más a los varones y suele manifestarse durante la adolescencia o en la edad adulta temprana. Aunque la incidencia exacta es desconocida, se estima que esta condición afecta entre 1 de cada 2000 a 1 de cada 5000 individuos. Esta prevalencia subraya la importancia de la vigilancia clínica y el reconocimiento temprano de los síntomas para prevenir complicaciones graves, incluyendo la muerte súbita.

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Clínicamente, la enfermedad se manifiesta principalmente a través de arritmias ventriculares, que a menudo se desencadenan por el ejercicio físico. Los pacientes pueden experimentar mareos, palpitaciones o síncope. En algunos casos, el primer signo puede ser un episodio de muerte súbita. Con el tiempo, los signos y síntomas de insuficiencia cardíaca derecha pueden volverse evidentes. Además, pueden presentarse arritmias supraventriculares, complicando aún más el cuadro clínico.

El diagnóstico de la miocardiopatía arritmogénica se basa en una combinación de estudios electrocardiográficos y de imagen. El ECG puede mostrar inversión de ondas T en las derivaciones V1 a V3, bloqueo de rama derecha y ondas épsilon que indican la presencia de potenciales tardíos en aproximadamente el 30% de los casos. Las técnicas de imagen, como la ecocardiografía y la resonancia magnética nuclear (RNM), revelan dilatación e hipocinesia del ventrículo derecho, aneurismas telediastólicos y disquinesia inferobasal.

El tratamiento de la miocardiopatía arritmogénica incluye el uso de betabloqueadores (BB) y antiarrítmicos de clase III, como la amiodarona y el sotalol. En casos más severos, la implantación de un desfibrilador automático implantable (DAI) puede ser necesaria para prevenir episodios de muerte súbita. La gestión de esta enfermedad requiere un enfoque multidisciplinario, que involucra a cardiólogos, genetistas y especialistas en arritmias, para ofrecer el mejor cuidado posible a los pacientes afectados.

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(1) Corrado D, Basso C, Judge DP. Arrhythmogenic Cardiomyopathy. Circ Res. 2017 Sep 15;121(7):784-802. doi: 10.1161/CIRCRESAHA.117.309345. PMID: 28912183.