Las pruebas de espirometría forzada proporcionan una ventana crucial para comprender la función pulmonar y torácica. En esencia, los pulmones y el tórax se pueden comparar a una bomba de aire donde el volumen expulsado, la resistencia de las vías respiratorias y la fuerza aplicada son factores críticos. Durante la espiración forzada, la importancia de la fuerza aplicada se mitiga un poco. La capacidad vital, o capacidad vital forzada (FVC), mide el volumen expulsado, y cualquier disminución en este volumen indica una capacidad ventilatoria reducida. Diversas condiciones pueden conducir a esta reducción, como enfermedades que afectan la caja torácica (cifoscoliosis, espondilitis anquilosante), músculos respiratorios (poliomielitis, distrofia muscular), alteraciones de la cavidad pleural (neumotórax, engrosamiento pleural), enfermedades pulmonares (fibrosis) y otros factores como quistes o aumento del volumen sanguíneo pulmonar (1).
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Un modelo simplificado puede ilustrar los factores que limitan la ventilación pulmonar en las enfermedades, aunque los escenarios de la vida real requieren una comprensión más precisa. En particular, las vías respiratorias se encuentran dentro de la bomba, no fuera. Un aspecto crítico de la espirometría forzada es la curva flujo-volumen espiratoria. Esta curva revela patrones de flujo y volumen durante una espiración forzada máxima. Curiosamente, una vez que se establece la curva, es difícil superarla, lo que indica un factor poderoso que limita el flujo máximo para un volumen dado, conocido como compresión dinámica de las vías respiratorias.
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Los patrones de la curva flujo-volumen en las enfermedades pulmonares obstructivas y restrictivas son distintos. En las enfermedades obstructivas como la bronquitis crónica y el enfisema, la espiración máxima suele comenzar y terminar en volúmenes pulmonares más altos, pero los flujos son mucho más bajos de lo normal, lo que a menudo le da a la curva una apariencia ahuecada. Por el contrario, las enfermedades restrictivas como la fibrosis intersticial muestran volúmenes pulmonares más bajos con una curva de flujo aplanada, pero cuando se relaciona con el volumen pulmonar, el flujo es más alto de lo normal. Los volúmenes pulmonares absolutos requieren una determinación adicional del volumen residual más allá de la espiración forzada.
La compresión dinámica de las vías respiratorias juega un papel importante en la comprensión de estos patrones. En las enfermedades pulmonares obstructivas, el flujo bajo en relación con el volumen pulmonar se debe a factores como paredes de las vías respiratorias engrosadas, secreciones excesivas, reducción del número de vías respiratorias pequeñas por destrucción del tejido pulmonar, disminución de la retracción pulmonar estática y soporte parenquimático alterado que conduce a un colapso fácil de las vías respiratorias. Estos factores contribuyen colectivamente a los hallazgos característicos de la espirometría en condiciones como la bronquitis crónica y el enfisema.
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En las enfermedades pulmonares restrictivas como la fibrosis intersticial, se observan flujos normales o altos en relación con el volumen pulmonar debido a presiones elevadas de retracción estática y posiblemente un calibre de las vías respiratorias normal o aumentado. Sin embargo, la disminución marcada de la distensibilidad pulmonar conduce a volúmenes pulmonares muy pequeños y, en consecuencia, a flujos absolutos reducidos. Esta comprensión matizada subraya la complejidad detrás de medidas de espirometría aparentemente uniformes como FEV y FVC.
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Graduado en Lic. Kinesiología y Fisiatría (UBA). Especialista en Kinesiología Cardio-Respiratoria por la Universidad Favaloro.