La hemoptisis se define como la expectoración de sangre procedente de la vía respiratoria inferior. Este fenómeno, aunque impactante, no suele producir exsanguinación aguda, pero su verdadera gravedad radica en la posibilidad de progresar a la asfixia por la ocupación del espacio alveolar. Entender su clasificación, origen y causas es crucial para abordar adecuadamente este problema de salud.

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Existen tres factores decisivos que influyen en la gravedad de la hemoptisis más allá del volumen de sangre expectorado: el estado de salud basal del paciente, especialmente la presencia de enfermedad cardiovascular y la reserva respiratoria; la velocidad del sangrado; y la cantidad de sangre retenida en el pulmón. Este último factor es particularmente problemático en la hemorragia alveolar difusa, causante de complicaciones en ancianos con baja reserva muscular y dificultades crónicas para expectorar.
El origen de la hemoptisis se encuentra en diferentes fuentes vasculares. En el 90% de los casos, proviene de las arterias bronquiales, seguido de un 10% de las arterias pulmonares. La circulación pulmonar y las arterias sistémicas no bronquiales son responsables de menos del 5% y 1% de los casos, respectivamente. Este conocimiento es vital para dirigir el tratamiento y manejo del paciente.
Las causas de la hemoptisis son diversas. Entre las más comunes se encuentran las bronquiectasias y las infecciones pulmonares como la bronquitis aguda o crónica, aspergilosis, tuberculosis y diversas micosis. También pueden causar hemoptisis la neumonía necrotizante, el absceso de pulmón, y las neoplasias primarias o metastásicas, incluyendo el sarcoma de Kaposi en pacientes con VIH. Traumatismos de la vía aérea, complicaciones de procedimientos médicos y enfermedades inmunológicas como el síndrome de Goodpasture y el síndrome de Wegener también son etiologías importantes a considerar.
El diagnóstico diferencial de la hemoptisis es crucial para distinguirla de otras fuentes de sangrado. La hemoptisis se caracteriza por la expectoración de sangre roja, rutilante y espumosa, precedida de tos, y con un pH alcalino. En contraste, la hematemesis implica la expulsión de sangre oscura, similar a borra de café, acompañada de náuseas y vómitos, con un pH ácido. La epistaxis, o sangrado nasal, y la gingivorragia, que se manifiesta como inflamación y sangrado de las encías, también deben ser diferenciadas adecuadamente.

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(1) Liippo K, Vasankari T. Veriyskä–tavallisista taudeista harvinaisuuksiin [Hemoptysis]. Duodecim. 2011;127(2):178-84. Finnish. PMID: 21442867.

Graduado en Lic. Kinesiología y Fisiatría (UBA). Especialista en Kinesiología Cardio-Respiratoria por la Universidad Favaloro.