La enfermedad pulmonar intersticial (EPI) es un conjunto de patologías pulmonares de diversa etiología, caracterizadas por su curso crónico y afectación de la vía aérea inferior y el intersticio pulmonar. No tienen origen infeccioso ni tumoral, lo que las distingue de otras afecciones respiratorias. La evaluación inicial de la EPI requiere una anamnesis detallada que considere factores como la edad, el sexo, el tabaquismo (TBQ), antecedentes familiares, y exposiciones ambientales y laborales.

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El diagnóstico de la EPI se basa en una combinación de examen físico y estudios complementarios. Los signos clínicos como Raynaud, eritema nodoso, y dedos en palillo de tambor pueden orientar hacia diagnósticos específicos. Los estudios de laboratorio, como la eosinofilia y la hipoxemia, junto con la radiografía de tórax y la tomografía computarizada de alta resolución (TCAR), son esenciales para evaluar la extensión de la enfermedad y guiar el tratamiento. La espirometría es fundamental para identificar el patrón restrictivo característico de la EPI, mientras que la prueba de la caminata de 6 minutos evalúa la tolerancia al ejercicio.
Entre los distintos tipos de EPI, la fibrosis pulmonar idiopática (FPI) y la neumonitis intersticial usual (UIP) son las más comunes en hombres mayores de 50 años con antecedentes de tabaquismo. La FPI se caracteriza por disnea progresiva, tos seca e intolerancia al esfuerzo. Los estudios radiológicos suelen mostrar opacidades reticulonodulares difusas en los campos pulmonares inferiores, y la TCAR puede revelar un patrón de panalización en los estadios avanzados. Las biopsias quirúrgicas y el lavado broncoalveolar (BAL) pueden ser necesarios para un diagnóstico definitivo.
En el caso de la neumonitis intersticial descamativa y la LAM, la primera es frecuente en fumadores de entre 40 y 50 años, mientras que la LAM afecta a mujeres premenopáusicas y se asocia con enfisema y neumotórax recurrente. La progresión de la LAM se acelera durante el embarazo, y los estudios de imagen suelen mostrar proliferación de la capa muscular bronquial y formación de quistes.
El tratamiento de la EPI incluye medidas generales como la suspensión del tabaquismo y la oxigenoterapia cuando la PaO2 es menor de 55 mmHg. Los glucocorticoides, como la prednisona, son utilizados en muchas formas de EPI, aunque deben evitarse en la fibrosis pulmonar idiopática debido a su mala respuesta al tratamiento. Los inmunosupresores, como la ciclofosfamida y la azatioprina, también juegan un papel importante en el manejo de estas enfermedades. En los estadios finales, el trasplante de pulmón puede ser una opción.
En resumen, la enfermedad pulmonar intersticial es un grupo complejo de patologías que requieren una evaluación y tratamiento detallados. La identificación de factores de riesgo, la realización de pruebas diagnósticas adecuadas y la implementación de terapias específicas son esenciales para mejorar el pronóstico de los pacientes afectados por estas enfermedades.
(1) Antoniou KM, Margaritopoulos GA, Tomassetti S, Bonella F, Costabel U, Poletti V. Interstitial lung disease. Eur Respir Rev. 2014 Mar 1;23(131):40-54. doi: 10.1183/09059180.00009113. PMID: 24591661; PMCID: PMC9487254.

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