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La crítica al principialismo

Beauchamp y Childress son dos destacados teóricos de la bioética que han propuesto un marco ético conocido como “principialismo”.

El principialismo es un enfoque ético ampliamente utilizado en la práctica médica contemporánea, que se basa en la identificación de cuatro principios éticos fundamentales: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia.

Estos principios se han convertido en una guía importante para la toma de decisiones éticas en la atención médica y en la investigación, y han sido incorporados en las pautas éticas y legales en muchos países.

Sin embargo, el principialismo ha sido criticado por muchos expertos en bioética y otros campos relacionados.

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La crítica al principialismo

Una de las principales críticas al principialismo es que se enfoca demasiado en la identificación de principios éticos abstractos, y no presta suficiente atención al contexto social y cultural en el que se toman las decisiones éticas.

Por ejemplo, el principio de autonomía se enfoca en el derecho del paciente a tomar sus propias decisiones, pero en muchas culturas, las decisiones sobre la atención médica son tomadas por la familia o la comunidad en lugar del individuo.

Además, algunos críticos argumentan que los principios éticos del principialismo son vagos y ambiguos, y pueden ser interpretados de manera diferente por diferentes personas.

Esto puede llevar a una falta de coherencia y consistencia en la toma de decisiones éticas, lo que a su vez puede socavar la confianza en el sistema de atención médica.

La falta de concreción de los principios

Una de las críticas comunes al enfoque principialista en bioética es la falta de concreción de los principios.

Los principios éticos fundamentales, como la autonomía, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia, son conceptos abstractos que pueden ser interpretados de manera diferente por diferentes personas y en diferentes contextos.

Esta falta de concreción puede llevar a la falta de claridad y consistencia en la toma de decisiones éticas en la práctica médica y la investigación.

Por ejemplo, el principio de beneficencia puede ser interpretado de manera diferente por diferentes profesionales de la salud, lo que puede llevar a decisiones contradictorias y confusión en cuanto a cuál es la mejor opción para el paciente.

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Además, la falta de concreción de los principios puede ser especialmente problemática en situaciones en las que se requiere tomar decisiones éticas complejas y multifacéticas.

En estas situaciones, es necesario tener en cuenta muchos factores diferentes, como el contexto social y cultural, la historia médica del paciente, las preocupaciones familiares y las limitaciones económicas, entre otros.

Complementariedad

La crítica a la falta de concreción de los principios en la bioética ha llevado a algunos autores a buscar una respuesta a través del enfoque de la complementariedad.

La idea de la complementariedad es que los principios éticos fundamentales deben ser vistos como complementarios entre sí, en lugar de ser vistos como principios opuestos o en conflicto.

La complementariedad implica que los principios éticos deben ser vistos como una red interconectada, en la que cada principio tiene una función específica y complementa los demás.

En lugar de tratar de aplicar un solo principio en una situación ética compleja, los principios éticos deben ser considerados en conjunto, de manera que puedan ofrecer una guía ética más completa.

Por ejemplo, en una situación en la que se necesita tomar una decisión médica compleja, como la elección de un tratamiento para un paciente con enfermedad grave, la complementariedad implica que se deben considerar varios principios éticos en conjunto.

La decisión debe basarse no solo en el principio de beneficencia, sino también en la no maleficencia, la justicia y la autonomía del paciente.

Conflictos entre principios

En bioética, los principios éticos fundamentales pueden entrar en conflicto en situaciones donde es difícil satisfacer todos los principios al mismo tiempo.

Por ejemplo, un médico puede enfrentar un dilema ético cuando el principio de beneficencia requiere la administración de un tratamiento que puede ser perjudicial para el paciente y, por lo tanto, violar el principio de no maleficencia.

Los conflictos entre principios éticos pueden ser especialmente problemáticos porque no hay una fórmula simple o directa para resolverlos.

En lugar de ello, a menudo se requiere un análisis más profundo del contexto y de las implicaciones éticas de cada principio en conflicto.

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La solución a los conflictos entre principios éticos no es simplemente optar por uno de ellos y descartar el otro.

En cambio, se debe realizar una evaluación cuidadosa de los principios en conflicto y explorar cómo pueden ser equilibrados de la mejor manera posible en un contexto específico.

En algunos casos, puede ser necesario priorizar un principio sobre otro, pero siempre se debe hacer de manera justificada y bien razonada.

Qué dicen Beauchamp y Childress

Beauchamp y Childress también sostienen que los principios éticos no son absolutos, sino que pueden ser flexibles y pueden requerir un equilibrio apropiado en situaciones particulares.

Por ejemplo, en una situación de emergencia, el principio de beneficencia puede ser priorizado sobre el de autonomía, ya que la acción inmediata es necesaria para salvar la vida del paciente.

Dos modelos: autonomista y paternalista

Los modelos de asistencia sanitaria paternalista y autonomista son dos enfoques diferentes sobre la relación entre el médico y el paciente.

En el modelo paternalista, el médico toma las decisiones en nombre del paciente, considerando lo que cree que es mejor para él o ella, sin necesariamente involucrar al paciente en el proceso de toma de decisiones.

En cambio, en el modelo autonomista, el paciente es visto como el principal tomador de decisiones y el médico tiene el papel de asesorar y brindar información para que el paciente pueda tomar decisiones informadas sobre su propio cuidado médico.

El modelo paternalista se basa en la idea de que los médicos son expertos en salud y que, por lo tanto, son los más capaces de tomar decisiones sobre el tratamiento de un paciente.

En este modelo, los médicos a menudo se ven a sí mismos como protectores de los pacientes y su salud, y consideran que es su deber hacer lo que creen que es mejor para el paciente, incluso si eso significa no tener en cuenta las preferencias del paciente.

En el modelo autonomista, en cambio, el médico y el paciente trabajan juntos para tomar decisiones informadas sobre el cuidado médico.

Este enfoque se basa en el respeto por la autonomía del paciente y en la idea de que los pacientes tienen derecho a tomar decisiones informadas y a tener el control sobre su propio cuidado médico.

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El triángulo bioético

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El triángulo bioético consiste en tres principios éticos fundamentales que deben considerarse al tomar decisiones en el ámbito de la atención médica. Estos principios son: la autonomía, la beneficencia y la justicia.

En el primer lado del triángulo, la beneficencia y la autonomía se equilibran para lograr una relación clínica justa y equitativa. Esto implica que el profesional debe tomar en cuenta tanto su obligación de actuar en beneficio del paciente como los deseos y necesidades personales del paciente.

En el segundo lado del triángulo, la autonomía y la justicia se equilibran para considerar las limitaciones que la libertad personal puede imponer en la convivencia social, y a su vez, las normas sociales que protegen los derechos inalienables de la persona.

En el tercer lado del triángulo, la justicia y la beneficencia se equilibran para considerar las limitaciones que la beneficencia puede imponer en función del bien social. Esto implica que la beneficencia puede estar limitada por consideraciones del bienestar social, y viceversa.

En resumen, el triángulo bioético representa una herramienta útil para equilibrar estos tres principios éticos fundamentales en el ámbito de la atención médica y tomar decisiones éticas informadas que tengan en cuenta el mejor interés del paciente y la sociedad en su conjunto.


REFERENCIAS

1. Simón Lorda P, Barrio Cantalejo M. Un marco histórico para una nueva disciplina. Med Clin (Barc) 1995; 105: 583-97.
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